José Luis Moneró, José Luis Moneró
José Luis Moneró
En sus días de vida siempre recordó aquella noche de enero de 1938, cuando cantó “Noche de ronda” con la orquesta de Mario Dumont. José Luis Moneró contaba con emoción que aquella noche en que se marcaba su debut profesional la gente lo aplaudió tanto en el Casino de Aibonito, que en cuestión de días tuvo un pasaje expreso para llegar al entonces Teatro Municipal, hoy Teatro Tapia, para debutar en la máxima sala de arte de nuestra Ciudad Capital.
Con apenas 17 años cumplidos, un tímido José Luis Moneró parecía entonces estar marcado por la suerte. Porque de manera sorprendente, sus oportunidades comenzaron a duplicarse con rapidez. Primero cantó en el Tapia. Luego pasó a la lujosa y exclusiva hospedería del Hotel Condado Vanderbilt. Y de ahí en adelante su nombre comenzó a ganar popularidad con orquestas como la de Luis Morales, La Tropicana y Pepito Torres y su inolvidable Siboney.
“En aquellos tiempos me pagaban $12.00 semanales, de los cuales me quedaban seis después de pagar la pensión en la que vivía en el Viejo San Juan”, rememoraba. “Aquellos bailes eran matadores. Teníamos que tocar todos los días desde las nueve de la noche hasta que se fuera el último cliente”.
José Luis Moneró hablaba de otra época. De los tiempos difíciles de una sociedad boricua que en medio de guerras, escasez y deseos de sobreponerse a la adversidad, vivía una revolución pacífica en sus entrañas.
En un país como Puerto Rico, donde el arte florece en cada esquina, nuestra Isla exportaba al Caribe una música distinta. Cada cantante era dueño de su propio estilo en la música. Por eso no ha de extrañar que entre todos, José Luis Moneró tuviera un espacio muy particular dentro de nuestra cultura popular.