JORGE NEGRETE
Tenemos por costumbre ponernos de pie para presentar a una figura especial cada semana. Esta vez lo hacemos para hablar de uno de los más grandes y queridos cantantes y actores mexicanos: Jorge Negrete, que nacía en Guanajuato, México, el
30 de noviembre de 1911, bajo el nombre de Jorge Alberto Negrete Moreno, del matrimonio formado por el militar Don David Negrete Fernández y Doña Emilia Moreno Anaya.
Cuando en 1921 Don David se retiró de la vida militar, trasladó a toda la familia a la Ciudad de México, donde trabajó como profesor de matemáticas en una escuela alemana en la que su hijo Jorge aprendió, además del alemán, el francés, inglés e italiano. Después, siguiendo la vocación de su padre, se hizo militar, graduándose como teniente de Caballería del Ejército Mexicano con altas calificaciones. Aprendió a montar a caballo, lo que luego le vendría muy bien en el cine.
Estudió canto con el mismo profesor que instruyera a Pedro Vargas, entre otros. En 1931 solició la licencia en el Ejército para dedicarse completamente a su carrera de cantante, comenzando con el seudónimo de “Alberto Moreno”. Fue un locutor de la Radio XEW quien le aconsejó usar el nombre artístico de Jorge Negrete, que quedaría ligado para él de manera definitiva. Debutó en 1935 interpretando a un centurión romano en la Compañía de Revista de Roberto Soto.
Ocurrió en el Café Tupinamba, en el centro de la Ciudad de México, donde participaba en una reunión con los cantantes Ramón Armengod y Emilio Tuero, quienes preparaban una gira por New York. Finalmente Emilio Tuero desistió de la idea y fue Jorge Negrete quien acompañó a Armengod. Eso hizo que iniciara sus actuaciones fuera de su país, aunque no le resultó fácil: trabajó como camarero en varios
restaurantes de ambiente latino. Adaptó canciones estadounidenses al castellano por encargo y una noche, que el solista de la orquesta del local no se presentó, Negrete lo suplió y fue tal el éxito que a partir de ese momento su carrera despegó. A partir de ahí vinieron los conciertos por varios países de América Latina, las actuaciones en el cine con estrellas reconocidas, los llenos en los teatros en los que actuaba.
En España sus presentaciones se asociaban a multitudes de mujeres que gritaban histéricas sufriendo desmayos, lo que hacía que el artista tuviera que ser escoltado por la Guardia Civil. Hoy en día aún hay clubes de admiradores del llamado Charro Cantor. Sus grabaciones han sido publicadas en prácticamente todo el mundo y hoy sigue siendo uno de los mitos de su país.