Fernando Álvarez

Fernando Álvarez nació en Santiago de Cuba, el 4 de noviembre de 1928. Vendía de niño diarios en el popular Parque Céspedes de su ciudad natal, mientras aprendía a cantar oyendo una y otra vez los discos grabados por el cantante cubano Antonio Machín.

En 1945 comenzó su carrera artística como vocalista  en la Orquesta Hermanos Giro, dirigida por Sergio Calzado. Actuó en  programas de la radio local; hizo presentaciones junto a Pacho Alonso y los Hermanos Bravo; trabajó en las Orquestas Armonía Tropical,   Trovadores de Rancho Club y la de Reinaldo Dambay; en la jazz band del saxofonista santiaguero Pacho Portuondo  y en la banda de Mariano Mercerón.

En los primeros años de la década de 1950 se trasladó a La Habana para integrarse a la big band de Benny Moré, quien le había  prometido llevarlo a la capital en cuanto creara una banda propia. El propio Fernando rememoraba que Benny lo sacó de una ciudad de provincias, fue a casa de sus padres y se comprometió con ellos a no dejarlo solo hasta que lograra el éxito y cumplió su promesa.

Con la Orquesta del Benny, en la que hacía coro, se acompañaba con las maracas y en ocasiones cantaba una parte del repertorio bolerístico, permaneció  hasta finales de 1955.

Posteriormente pasó a formar parte del Conjunto Casino dirigido por Roberto Espí, donde creció su popularidad y realizó creaciones interpretativas de diversas obras musicales, entre ellas los boleros “Humo y Espumas” y “Cada noche que pasa”, del compositor  Rolando Rabí; “Llanto de luna”, de Julio Gutiérrez; “Canción de amor”, de Rolando Baró; “Llegaste tarde”, de Wello Rivas y  “Si no eres tú”, de  Pedro Flores.

A partir de ese momento se convirtió en solista vocalista y fue contratado por el sello discográfico Gema, firma en la que grabó la canción “Ven aquí a la realidad”, de Ernesto Duarte, que constituyó un acontecimiento nacional e internacional, y que, a la vez, lo convirtió en una de las voces más aplaudidas de Cuba.

Realizó programas televisivos y radiofónicos y  se presentó en centros nocturnos e importantes teatros del país. Compartió el escenario con destacados intérpretes como Pedro Vargas, Libertad Lamarque,   Boby Capó, y efectuó numerosas actuaciones y giras por toda Hispanoamérica y Estados Unidos, país en el que obtuvo un éxito rotundo.

Su trayectoria como cantante se hizo notoria  por su calidad técnico-artística e interpretativa,  su selecto repertorio y por la recreación de obras como Dos gardenias, de Isolina Carrillo y  Cuando no te veo vida mía, de  Frank Domínguez, además de otras composiciones musicales de José Antonio Méndez, Tania Castellanos e Ignacio Villa.

Hizo incursiones también en el campo creativo con obras como el bolero “¡Ay tristeza!”

Grabó discos de larga duración como  Otra vez con Fernando,  Nueva vida,  Refúgiate en mí;  y los CD, Una manera de decir y Sé feliz. Este último es un compendio de boleros de la inspiración del destacado músico joven Descemer Bueno, que devino álbum memorable  no sólo por constituir la última grabación que realizara en vida Fernando Álvarez,  sino por confirmar su calidad como intérprete,  no obstante los muchos años de ejecutoria musical. Este disco puso de manifiesto que, para emprender un proyecto con resultados encomiables, lo que cuenta es el talento y no si sus protagonistas pertenecen a generaciones diferentes.

En relación con esta producción el poeta Sigfredo Ariel ha escrito que la letra de la canción “Sé feliz” parece rara pero familiar, con una escritura sencilla, sin rebuscamientos intelectuales, que se ve reforzada por la magnífica interpretación de Fernando.

Fernando Álvarez fue una de las voces que conocieron e hicieron populares  muchas de las más significativas composiciones de la creación musical popular,  y de los cantantes cubanos que pueden resumir, en su carrera artística, una etapa de la historia de la cancionística cubana.

Falleció en La Habana,  el 22 de agosto de 2002.

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