El Gran Bohemio, Los Tres Caballeros
Los Tres Caballeros se formaron en 1952, pero en sus inicios se unieron y separaron con intermitencia. Aunque salieron del país por más de un año y Leonel anduvo con otros grupos, grabaron en los años 1953 y 1954 con la RCA Víctor. En el ’53 grabaron, entre otras, Te perdono, Qué bueno qué bueno, Perdón, Te conquistaré, Carta de Corea, Maldición de quererte; en ’54 grabaron Amor eterno, Tú eres culpable.
En 1955 Los Tres Caballeros grabaron Su último deseo, Muchachita montañesa y El perro y ella, pero en este año Leonel no formó parte del trío. Debemos mencionar que en estas tres últimas canciones la casa editora acredita las grabaciones a Gálvez, Cantoral y Correa, Los Tres Caballeros, pero como la voz primera no es evidentemente la de Leonel Gálvez, indagamos con ChamínCorrea, quien nos informó que fue Roberto Olmos el que cantó en la primera voz. También fue primera voz deLos Tres Caballeros en esta época y por un corto tiempo el puertorriqueño Franklin Acevedo.
Estas grabaciones no tuvieron, como ya se dijo, ninguna respuesta positiva del público, y es que el trío no se oía con fuerza suficiente, el requinto era poco brillante, y no obstante que Leonel tenía una tesitura alta, las canciones las cantaban en tonos medios, sin la brillantez requerida para destacar.
El 5 de septiembre de 1956 Los Tres Caballeros firman un contrato de exclusividad con Discos Musart, y graban el primer disco con sus primeros dos monumentales éxitos: El reloj y La barca.
Los Tres Caballeros se escucha ahora diferente y de inmediato con los ingredientes del triunfo: Con voces más maduras y con mayor oficio; con un nuevo sonido en el requinto, brillante, sonoro y vigoroso; con otros arreglos de voces, mejor diseñadas, más elaboradas, altas, fuertes, magistrales, y con un ritmo en la interpretación menos acelerado, más medido, más grato al oído. La ingeniería de grabación fue, por supuesto, un gran acierto. Arrobaron de inmediato al público mexicano.
Inclusive el requinto como instrumento era otro, ya que su sonido era más claro, fuerte y señorial, en comparación con el anterior, opaco y agudo. Chamín acierta.
Es entonces cuando Cantoral se consagra como un gran compositor, joven y de enorme proyección, y Leonel y Los Tres Caballeros como un trío de una superior dimensión.