Dinah, Danny Kaye
Danny Kaye (1913-1987), prodigioso actor cómico, cantante, bailarín y músico estadounidense, cuyas actuaciones en los escenarios y en la pantalla deslumbraron a los espectadores de las décadas de 1940 y 1950.
Su verdadero nombre era David Daniel Kominski, nació en Nueva York y debutó a los 13 años. Danny Kaye causó sensación en Broadway con Lady in the dark (Una mujer en la penumbra, 1941), en la que hacía un despliegue de sus habilidades, pronunciando a una velocidad vertiginosa letras de canciones que eran verdaderos trabalenguas. Entonces el productor Samuel Goldwyn decidió apadrinarlo para hacer de él una estrella cinematográfica. Su carrera en este medio comenzó con Up in arms (Rumbo a Oriente, 1944) de Elliot Nugent.
Las producciones en Technicolor subsiguientes mostraban frecuentementea Danny Kaye junto a la actriz Virginia Mayo, encarnando papeles cómicos con dobles o múltiples personalidades en las que Danny Kaye daba rienda suelta a su genialidad para la mímica, el juego con los acentos y las entonaciones, y la danza frenética, casi delirante. De entre todas las películas de esta época, destaca su interpretación en La vida secreta de Walter Mitty, donde da vida a un pobre infeliz que se evade de un entorno oprimente, mediante la fantasía, imaginándose como protagonista de apasionantes aventuras. Después de estos años con Goldwyn, en lo mejor de su carrera, su trabajo se volvió excesivamente edulcorado y su popularidad declinó, aunque aún brillaría junto a Bing Crosby en Navidades Blancas (1954) de Michael Curtiz.
A partir de entonces, Danny Kaye rodó unas pocas películas más y se centró en sus apariciones televisivas, su labor filantrópica para organizaciones de ayuda a los necesitados (fue embajador especial de la UNICEF), y su trabajo como copropietario de un equipo de béisbol. Su mujer, Sylvia Fine, con la que se había casado en 1940, fue su más valiosa colaboradora. Fue ella quien escribió sus canciones y sus actuaciones más características. Danny Kaye recibió dos premios Oscar honoríficos, uno en 1954 por su talento único y sus servicios a la Academia de Cinematografía de Hollywood, a la industria del cine y al pueblo americano; y otro en 1981, el Jean Hersholt a la labor humanitaria, precisamente en el año de su última aparición destacable, el vívido retrato de un superviviente del Holocausto en el telefilme Skokie.