ANTONIO MACHÍN

 

Este es uno de los artistas para los que, al presentarlos, me pongo de pie. Don Antonio Machín, en realidad Antonio Lugo Machín, nacido en Sagua la Grande, Cuba, el 11 de febrero de 1903. Un verdadero trotamundos que viajó por Cuba, Francia y Estados Unidos, hasta que la segunda guerra mundial le llevó a España, donde comenzó actuando en salas barcelonesas y dominó la escena musical española durante tres décadas.

Era hijo de un emigrante gallego. Trabajó de albañil hasta que se trasladó a La Habana en 1926 para dedicarse profesionalmente a la música. Primero formó el Trío Luna, que no tuvo éxito y luego se integró en el sexteto de Miguel Zabala, con quien realizó su primera grabación en 1929.

Un año después, el director de orquesta Justo Azpiazu lo reclamó para que fuera el vocalista de la orquesta del Casino Nacional de la Habana, lo que fue un impulso para realizar sus primeros viajes fuera de Cuba, actuando con éxito en Nueva York, grabando con la RCA medio centenar de canciones desde 1936 a 1939.

Pasó por Londres y quiso afincarse en Francia, pero el estallido de la segunda guerra mundial lo llevó a Barcelona, donde actuó en clubes de Las Ramblas, editó sus primeras grabaciones y se casó con una española, Angelita. En 1947 llega “Angelitos negros”. Luego, “Madrecita”, “Toda una vida”, “Quizás…” y los éxitos “Dos Gardenias” o “Bésame mucho”.

En España le llegó la consagración y se dijo de él que era el más cubano de los españoles y el más español de los cubanos”, siendo especialmente querido por varias generaciones por su personal estilo en el bolero. Incluso entró en el refranero popular con el dicho “te mueves más que las maracas de Machín”.

Falleció el 4 de agosto de 1977 y sus restos descansan en el Cementerio de San Fernando de Sevilla, donde sus compatriotas y familiares lo recuerdan cada año rociando su tumba con ron cubano y cantando alguno de sus boleros.