Hoy recordamos a ÑICO SAQUITO
ÑICO SAQUITO
Ñico Saquito (Benito Antonio Fernández Ortiz). Compositor y guitarrista. Su influencia en toda la música cubana fue muy importante así como sus señales en las bases de lo que en la actualidad llamamos salsa y timba. Ñico Saquito es reconocido como el máximo exponente de la guaracha cubana.
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Nacido en febrero de 1901 en Santiago de Cuba, al oriente de la Isla, Benito Antonio Fernández Ortiz fue uno de esos seres que, gracias al talento que se impone ante cualquier obstáculo, nunca se apartó de lo que parecía ser su destino. A los 12 años, tuvo que convertirse en soldador metalúrgico debido a la pobreza en la que vivía su familia. Luego, participó en algunas zafras azucareras, y cuando aparecía el temido “tiempo muerto” periodo en que cesaba la molida, vendía sortijas, fosforeras, fogones de cocina y coladores de Café.
De acuerdo con la leyenda, en su adolescencia, Ñico (como se acostumbra nombrar en Cuba a los Antonio) era contratado por los equipos de béisbol que visitaban Santiago de Cuba para que recobrara las pelotas que se escapaban del terreno, lo que él hacía utilizando un saco. De ahí que los aficionados lo bautizaran como Saquito, apelativo que lo acompañó por el resto de su vida.
La música siempre formó parte de su existencia. Su mamá y su tía cantaban a dueto tanto en su casa como en actividades en el barrio Tivolí, donde él nació. Además, la influencia y la tradición folclórica y musical de Santiago de Cuba, la cuna de los trovadores, lo llevó a los 15 años por primera vez a acariciar una guitarra, y tomó clases con el maestro Félix Premión.
En 1928 comenzó su carrera como trovador con el Cuarteto Castillo con este como director y voz segunda; Ángel Almenares y Juan Medina, guitarra, y Ñico Saquito, cantante y maraquero; posteriormente formó parte del grupo Típico Oriental, dirigido por Guillermo Mozo, con el cual hizo su primer viaje a las calles de La Habana.
En 1934 regresaría a la capital, esta vez con el Quinteto Cubana Star, integrado por Enrique Pugita, Ramón Dilú y Francisco Repilado (Compay Segundo), con el que actuó en el Cabaret Montmartre y en la radioemisora RHC Cadena Azul, de Amado Trinidad Velasco, y posteriormente en Radio Suaritos, donde alternó con José Ramón Sánchez (El Madrugador), Celina González y Reutilio, Merceditas Valdés, Fernando Albuerne, Senén Suárez y Obdulio Morales.
En 1942 fundó el Cuarteto Compay Gallo, que integran Ñico Saquito, director y voz prima; Rigoberto Hecheverría (Maduro), tres; [[Manolo Castillo|Manolo Castillo, voz segunda, y Ángel Almenares, guitarra.
En 1948 creó Los Guaracheros de Oriente, integrado por Félix Escobar (El Gallego), paila y voz prima; Gerardo Macías (El Chino), guitarra y voz, Florencio Santana (Picolo), guitarra y voz. Con este grupo viajó por Venezuela, Tampa, Cayo Hueso, México y Nueva York.
En 1951 viajó a Venezuela con Los Guaracheros de Oriente el que después se separó y allí trabajó con el trío América y el cuarteto de Tico Álvarez. En 1960 regresó a Cuba. Desde entonces, y hasta su fallecimiento, trabajó en el bar-restaurante La Bodeguita del Medio|La Bodeguita del Medio. Sobre su manera de crear dice Ñico Saquito: «Mis canciones nacen de un dicharacho, de un cuento que oigo en cualquier lugar, de un chiste y, porsupuesto, de las alegrías y sinsabores que me han sobrevenido en algún momento de la vida. Pero todas completamente todas, tienen raíz popular […].» De ahí la perdurabilidad de sus guarachas, guajiras y boleros; en ellas se ve reflejado el cubano, su vida cotidiana, porque su música es un reflejo de su idiosincrasia; en ellas maneja el enredo, “María Cristina”; un suceso artístico, como la novela “El derecho de nacer”, de Félix B. Caignet.
Participó con Los Guaracheros de Oriente, en el filme cubano Rincón criollo, 1951, junto a la vedette Blanquita Amaro, la cantante Celia Cruz y el dúo de Celina y Reutilio.
Sus creaciones han permanecido a través de los tiempos en el repertorio invariable de grandes intérpretes como Benny Moré, Compay Segundo, el Septeto Ignacio Piñeiro, Cheo Feliciano, Oscar D’ León, por sólo citar algunos de ellos. Numerosas películas del cine latinoamericano cuentan con sus obras en sus bandas sonoras.
Según contaba él mismo, el sobrenombre de Ñico Saquito vino por su habilidad jugando al béisbol; “no se le va una pelota, alguien comentó, parece que tiene un saquito en la mano en este juego de béisbol”, y así se quedó para siempre con ese apelativo.
En el año 1979, ya enfermo, Ñico Saquito grabó con el trovador, santiaguero como él, Eliades Ochoa, un disco antológico que sigue teniendo gran vigencia musical, mientras la más nueva hornada de músicos cubanos y otros bien arraigados como NG La Banda, los Van Van y Adalberto Álvarez y su Son, siguen incorporando sus creaciones.
La obra musical de Saquito más de 500 composiciones abarcó toda la gama de la música popular cubana, incluyendo la campesina. Sus composiciones han integrado el repertorio de los más destacados artistas y agrupaciones de Cuba, siendo además interpretadas por importantes voces en el extranjero. Todas adquirieron asombrosa popularidad, entre ellas, Camina como Chencha la Gambá, Mi cinturita y Me voy para la luna. El famoso trío mexicano Los Panchos conquistó a miles de admiradores con el tema Silverio, Facundo y la luna.
Otras piezas famosas de su autoría son la canción de protesta Al vaivén de mi carreta, así como No dejes camino por vereda, La negra Leonor, ¿Qué te parece mi compay?, Choncholí se va pa’l monte y Yo no escondo a mi abuelita, entre otras.
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Date: | 17 January 2017 |
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