Julita Ross nació en Arecibo, Puerto Rico, el 21 de marzo de 1919
Julita Ross
Como intérprete del bolero antillano, Julita Ross impuso su calidad y su personalísimo estilo . Pero fue en la exposición de la puertorriqueñísima danza que ella dio cátedra de excelencia . Al punto de que ninguna otra voz ha sido tan admirada como la suya interpretando el repertorio que, a este cadencioso género que tanto nos identifica, aportaran los inmortales Juan Morel Campos, Manuel Gregorio Tavárez, Ángel Mislán, Simón Madera y Luis Rodríguez Miranda, entre otros. Su trono como Reina y «Dama de la Danza» seguramente jamás alguien se lo arrebatará .
Julita Ross era hija de Ramón Ross Guzmán y Clemencia Alezo Ortiz. Contaba cuatro años cuando sus padres se radicaron en Santurce . En este sector sanjuanero cursó sus grados académicos regulares que completó en la Escuela Superior Central . Fue durante su etapa en este plantel que floreció su vocación musical, a la que dio rienda suelta participando en las funciones artísticas que aquí se organizaban .
En 1940 Julita Ross se vinculó al elenco artístico habitual del programa “Industrias nativas” que los hermanos Jacobo, Luis y William Córdova Chirino producían y animaban a través de WIAC. Su permanencia en aquel espacio dominical se prolongó hasta 1945 . En el interín – plena Segunda Guerra Mundial – actuó en los campamentos militares acompañada por la orquesta del cubano Abdías Villalonga. Después marchó a New York decidida a abrise camino en el intenso ambiente musical hispano que se desarrollaba en esta metrópoli .
Pronto Julita Ross se hizo frecuente en las carteleras de los teatros Hispano, San José, Río Piedras y, a partir de los albores de la siguiente década, del más concurrido de todos : el Teatro Puerto Rico. También participó en audiciones originadas en las emisoras WWRL «La Voz Hispana del Aire» y WHOM.
En 1947, el empresario yaucano Luis Cuevas le brindó oportunidad de grabar, incorporándola al catálogo de su compañía Discos Verne. Las dos primeras piezas que plasmó en el acetato fueron los boleros “Diez años” ( de Rafael Hernández ) y “Aunque me llores”, de Claudio Ferrer, cuyo conjunto la respaldaría en gran parte de su discografía . En 1948 Julita Ross grabó la primera de las 49 danzas que, en su voz, alcanzaron categoría de clásicas : “Felices días”, de Juan Morel Campos. También buen número de boleros . Durante aquella etapa se le promocionaba bajo el calificativo de «La Ley».
Hacia 1953 Julita Ross regresó a Puerto Rico contratada para cumplir una temporada en el programa “La Voz de Borinquen”, que transmitía la emisora WNEL. Fue aquel animador quien le estampó el calificativo de «La Dama de la Danza».
En 1955 Julita Ross agotó otra en la audición denominada “Festival de Codazos”, que el cubano Osvaldo Agüero Fernández acababa de iniciar en la WITA. Éste, en cambio, prefería identificarla como «La Reina de la Danza». Pero, a raíz de convertirse en “artista exclusiva” de Ansonia Records aquel mismo año , siguiendo el consejo del propietario de esta prestigiosa etiqueta , Rafael «Ralph» Pérez Dávila ( otro ilustre yaucano ), prefirió identificarse con el primero, pues ya el mundillo artístico estaba “saturado de reinas”.
Su consagración definitiva fue amparada, precisamente, por esta segunda empresa, que le editaría once álbumes, hoy considerados antológicos . El primero, titulado con su nombre ( SALP – 1256 ), en el que fue acompañada por las guitarras de Los Tres Amigos, generó seis hits : “Diez años” – nueva y definitiva versión, que jamás ha perdido vigencia –, “Noche de bodas” ( de Claudio Ferrer ) ; “Me la robaste” ( de Facundo Rivero ) ; “No niegues que me quisiste” ( de Jorge Del Moral ) ; “Dos almas” ( de Don Fabián ) y “Fichas blancas” ( de Johnny Rodríguez ). En dicha producción incluyó, igualmente, otra versión de “Aunque me llores”, de Ferrer.
En 1966 Julita Ross se estableció definitivamente en Toa Baja . Desde aquí se desplazaba a otros municipios para actuar en eventos culturales patrocinados por el Instituto de Cultura Puertorriqueña ( ICP ) y a New York para presentarse en teatros, programas televisivos y centros nocturnos y culturales . En 1974 fue objeto de lucido y emotivo homenaje organizado por el Club Cayetano Coll y Toste – presidido por el líder cívico Roberto Vázquez –, en la Escuela Superior María Martínez de Cadilla, en su natal Arecibo . Durante el acto interpretó algunos de sus éxitos consagratorios acompañada por la Orquesta Sinfónica Arecibeña, que entonces dirigía Julián Sánchez.
El alcalde Alfredo González le entregó las Llaves de la Ciudad y la exaltó al Salón de la Fama de Arecibo. Sus últimos años los pasó en el hogar de su unigénita , Yolanda – fruto de su matrimonio con el señor Julio Álvarez – en la Calle Victoriano de Levittown . Julita Ross fallecería a consecuencia de un infarto cardíaco, el 29 de junio de 1981, siendo sepultada en el Cementerio Los Cipreses, de Bayamón .
Dos años después de su desaparición física ( 1983 ) y como culminación de la iniciativa del alcalde toabajeño Juan «Picolino» Hernández Ferrer, en la Avenida Sabana Seca de Levittown se inauguró el teatro que perpetúa su nombre .
Miguel López Ortiz
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Date: | 21 March 2022 |
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