La primera grabación de la historia

El fonoautógrafo, el primer invento que pudo registrar sonido, lo hizo en 1860.

El francés León Scott realizó la primera prueba de grabación de la que se tenga constancia, el 9 de abril de 1860, por medio de un invento que buscaba captar las ondas sonoras y expresarlas en forma visual sobre papel ahumado. Sin embargo, él no había imaginado que aquellas frecuencias impresas por su “fonoautógrafo” alguna vez pudieran ser reproducibles. Pensar en ello a mediados del Siglo XIX, era entrar en el campo de la ciencia ficción.

Pero la ciencia superó la ficción cuando en el año 2008 las grabaciones de Scott fueron escuchadas por primera vez gracias a un complejo programa de computadora desarrollado por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Las voces que Scott creía perdidas sobre la superficie bidimensional del papel, hicieron vibrar de nuevo los oídos de las personas, volviendo a traer del pasado de los tiempos una vieja melodía francesa interpretada por una mujer.

“Au claire de la lune, Pierrot respondit” (Al claro de luna, Pedro respondió). Es lo que dice el fragmento audible, de apenas diez segundos de duración, el cual vuelve a la vida un siglo y medio después de su muerte. Esta milagrosa restauración es poco menos que volver de la muerte, aunque la calidad del sonido deja mucho que desear, debemos entender que el motivo de Scott no era grabar, sino estudiar las ondas en el papel, por lo que no tenía un modo de ser reproducido

El fonoautógrafo era considerado como una curiosidad de laboratorio, para el estudio de la acústica y era usado para para estudiar el sonido, por lo que no se entendió hasta años después que la onda grabada por el fonoautógrafo, era de hecho una grabación del sonido que sólo necesitaba un medio de reproducción adecuado para sonar, y ser escuchada por un usuario.

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